REFLEXIONES
CRÍTICAS SOBRE LA ÉTICA
La
ética, como una rama de la filosofía, está considerada como una ciencia
normativa, porque se ocupa de las normas de la conducta humana, y para
distinguirse de las ciencias formales, como las matemáticas y la lógica, y de
las ciencias empíricas, como la química y la física. Las ciencias empíricas
sociales, sin embargo, incluyendo la psicología, chocan en algunos puntos con
los intereses de la ética ya que ambas estudian la conducta social. Por
ejemplo, las ciencias sociales a menudo procuran determinar la relación entre
principios éticos particulares y la conducta social, e investigar las
condiciones culturales que contribuyen a la formación de esos principios.
Tomando aquello y volviendo a
la ética, el hombre está llamado a realizar actos buenos. Los cuales nos son
guiados, por medio de la conciencia. La cual nos clarifica, que actos son
correctos e incorrectos. Por lo mismo, es que debemos tender, a las virtudes.
Las cuales son hábitos, que nos hacen más perfectos. Ya que toda rama de la
filosofía, al igual que la ética, tienden a la perfección del hombre. A la
finalidad de este, mirada desde una de estas ramas. Por qué las virtudes, ya
que la ética señala, que la felicidad, es el fin último del ser humano. La cual
se consigue, por medio de la perfección del actuar del hombre.
La conciencia nos dicta, que el
ser justo, es lo correcto, por lo mismo, tenderemos a ser justos, pero un solo
actuar, como justo, no cambia nada; por ello, si ese acto, lo repetimos varias
veces, se nos convertirá en un hábito, el cual, nos perfeccionará y nos hará
felices. Es por eso que la ética, aun cuando es una rama de la filosofía, punto
de partida, que comprende el amor por la sabiduría, o conocer por conocer, la ética
es una ciencia práctica, ya que por medio de ella, podremos guiar nuestros
actos, hacia aquellos que nos hagan más virtuosos y felices.
Aristóteles escribió que “la
verdadera felicidad consiste en hacer el bien”, su heredera en el oficio Adela
Cortina nos recuerda ahora que “la ética sirve para apostar por una vida feliz,
por una vida buena, que integra, como un sobreentendido, las exigencias de la
justicia y abre camino a la esperanza”.
La ética es un concepto que
quizá todas las personas creen conocer, sin embargo en el momento de
reflexionar y preguntar a alguien la definición de esta palabra, seguramente,
muchos no sabrán responder. Esto se presenta, porque lastimosamente todos creemos
saber sobre ética, y ser “éticos”, pero realmente es más lo que hablamos que lo
que hacemos para lograrlo.
Para comprender un poco el
concepto de la ética, es preciso revisar los aportes de Adolfo Sánchez Vázquez,
quien en su libro titulado Ética, ofrece una amplia argumentación acerca de la
moral. Así pues, para hacer este análisis conceptual, se tiene como referencia
principal este texto de Sánchez.
El autor Sánchez sugiere la
necesidad de tener en cuenta la historia del desarrollo social del hombre, pues
según él no se puede conceptualizar la moral dejando de lado la historicidad.
Hay algunos conceptos que están
en contra de esto, por ejemplo, el hecho de pensar que Dios es el origen y
fuente de la moral; de otro lado suponer que la moral es algo de la naturaleza
o en su defecto asumir que la moral es origen y fuente del hombre mismo.
Estos conceptos son denominados
–según Sánchez- ahistoricismo moral, pues ninguno se enfoca en el desarrollo
histórico del hombre, como ser trascendental, sino que enfocan sus argumentos
en agentes externos como Dios o la Naturaleza.
De este modo, es preciso
exponer el porqué de la estrecha relación de la historia con la moral, pues
bien; como lo menciona Sánchez, “la moral cambia y se desarrolla, según el
cambio y desarrollo de las sociedades”, por tanto es necesario conocer el
progreso histórico social, para definir el concepto de la ética.
Sánchez afirma que “la
moral solo puede surgir, cuando el hombre deja atrás su naturaleza puramente
natural, instintiva, y tiene una vida social, es decir, cuando forma parte de
una colectividad”, lo cual sugiere que el hombre para ser ético debe tener
consciencia de la relación con la comunidad a la cual pertenece.
Por otro lado, Sánchez plantea
una concepción de la ética a partir del análisis del desarrollo humano,
teniendo en cuenta las épocas y cada una de sus características, importantes
para la historia del proceso de desarrollo social, y a su vez para la
definición concreta de la moral.
Por
otro lado Adela Cortina afirma que … Las decisiones que tomamos a lo largo de
nuestra vida vamos generando predisposiciones y estas tienden a repetirse
continuamente y vienen a convertirse en virtudes y estas nos conllevan a la
felicidad. Y no debemos conformarnos con la calidad de vida o el bienestar sino
ir en búsqueda de la felicidad.
AFIRMA TAMBIÉN La ética es algo
que forma parte nuestra y esto ocurre porque los hombres somos estructuralmente
morales y tenemos una estructura moral ya que en el medio en que nos rodea, no
damos una respuesta automática ante las preguntas que surgen sino que
entendemos el medio como una realidad que nos rodea y generamos varias posibilidades
de respuestas lo que nos hace responsables de nuestras decisiones y es lo que
nos hace morales; la moral que aprendemos es la moral de la sociedad en la que
vivimos y es por esto que los chicos no aprenden lo que
nosotros decimos sino lo que nosotros hacemos.
PARA QUÉ NOS
SIRVE LA ÉTICA?
La ética se
desprende de la moral habitual. La moral habitual nos permite responder a la
pregunta cotidiana del ¿qué debo hacer? Sin embargo como seres humanos nos
vemos en la necesidad de justificar ante nosotros mismos y ante el resto
nuestras acciones. Es decir cotidianamente nos hacemos la siguiente pregunta
frente a nuestros actos ¿Por qué? La moral habitual no nos permite dar
respuesta a esta pregunta, entonces recurrimos a la ética. La ética nos permite
justificar los motivos nuestras acciones.
Por otra parte, la ética también nos permite preguntarnos por la validez de una
norma que tenemos en mente para lle
var a cabo
algún tipo de acción, es decir con la ética pongo validez a las cuestiones
morales sobre la pregunta ¿qué debo hacer?, que han sido tomadas desde tres
puntos de vista, que son la razón práctica para conseguir un fin, Cuál es la
mejor forma de vivir y Cuál es la forma justa de vivir en relación con uno
mismo y con los demás.
La ética también nos proporciona la herramienta para referirnos a aquellos principios subjetivos propios, que es
la llamada ética de los máximos, y también nos sirve para establecer ciertas
normas mínimas en que la comunidad en que vivimos este de acuerdo sobre temas
fundamentales. De este modo se pretende vivir en una cierta armonía
comunitaria. Esta es la llamada ética de los mínimos.
En resumen la moral nos permite justificar nuestros actos para con nosotros
mismos y para con el resto, permitiéndonos así vivir en una armonía con
nosotros mismos y con los demás.
FUNDAMENTOS DE LA ÉTICA
De la ética surge el fundamento teórico de la moralidad de los actos humanos. Sin embargo, la moralidad es una
exigencia que ha derivado de las costumbres de los pueblos y se impone por la
conciencia moral nacida de esas costumbres. Esto suele llevar a erróneas
conclusiones en torno a la universalidad de los principios éticos, al
confundirse los ethos culturales con principios subyacentes que implican
necesariamente una conciencia recta aunque, jamás, absolutamente verdadera;
pero, tampoco, plenamente falsa, como puede apreciarse en las diferentes
culturas. Es esa conciencia moral la que obliga a actuar responsablemente con
el conocimiento ético de que se dispone en una determinada cultura y tiempo
histórico. De esta forma, si la ética en cuanto ciencia se atiene a los
principios de neutralidad objetiva, la eticidad de los actos humanos obliga a
actuar responsablemente siempre
Históricamente,
las investigaciones éticas han generado dos importantes concepciones con
vigencia contemporánea: Teleológica y deontológica. La primera, busca las
consecuencias benéficas de los actos humanos y, sobre la base utilitaria de
mayores bienes fundamenta las decisiones éticas y conductas correspondientes;
el sacrificio de pocos por el beneficio de muchos es un criterio utilitarista
básico. La segunda concepción, mira la consistencia del acto humano sobre la
base de lo que debe ser correcto y no del beneficio obtenible
Manuel Kant
consideró, en su "Crítica de la Razón Práctica", que no era
éticamente aceptable establecer una condición para actuar sobre la base de
ella. La posición de los utilitaristas como Jeremy Bentham y John Stuart Mill
(el segundo más moderado que el primero) se traduciría, en lenguaje kantiano, a
juicios condicionales o hipotéticos: "Si actúo bien, obtengo un
beneficio". Kant, planteó que no puede comprometerse un acto moral a
consecuencias pragmáticas por muy buenas que ellas sean. A los
"imperativos hipotéticos" (o también condicionales en cuanto algo es
bueno para otra cosa y no en sí), que responden a "meros preceptos de la
habilidad" antepuso los "imperativos categóricos", los que
"serían leyes prácticas" (Kant, 1961).
ALGUNOS
TEÓRICOS CONTEMPORÁNEOS Y SUS REFLEXIONES SOBRE LA ÉTICA
Sócrates: El saber
fundamental para Sócrates, es el saber acerca del hombre (de ahí su máxima:
“conócete a ti mismo”), que se caracteriza a su vez, por estos tres rasgos:
1) es un
conocimiento universalmente válido, contra lo que sostienen los sofistas;
2) es
universalmente válido, contra lo que sostienen los sofistas;
3) es un
conocimiento práctico (conocer para obrar rectamente).
La ética es
pues, racionalista. En ella encontramos:
a) una
concepción del bien y de lo bueno;
b) la tesis
de la virtud; y
c) la tesis
de origen sofista de que la virtud puede ser transmitida o enseñada
Platón: Discípulo
de Sócrates y, como él, enemigo de la democracia ateniense. La ética de Platón
depende estrechamente como su política:
a) de su
concepción metafísica y
b) de su
doctrina del alma. En la ética platónica se refleja el desprecio al trabajo
físico característico de la antigüedad, razón por la cual los artesanos ocupan
el escalón social inferior, y se ensalza a las clases dedicadas a las
actividades superiores.
Aristóteles: Se opone al
dualismo ontológico de Platón. Para él, la idea no existe separada de los
individuos concretos, que son lo único real; la idea sólo existe en los seres
individuales
La ética de
Aristóteles como la de Platón se halla unida a su filosofía política, ya que
para el como para su maestro, la comunidad social o política es el medio
necesario de la moral. Sólo en ella puede realizarse el ideal de la visa
teórica en que estriba la felicidad. Para Aristóteles, ésta vida teórica que
presupone necesariamente la vida en común, es, por un lado, accesible solo para
una minoría o élite, y por otro, implica una estructura social en la que la
mayor parte de la población queda excluida no sólo de la vida teórica, sino de
la vida política. * Estoicos y Epicúreos: Para los estoicos, el mundo o cosmos
es un gran ser único que tiene como principio, alma o razón, a Dios, que es su
animador u ordenador. Por otro lado, para los Epicúreos, todo lo que existe,
incluyendo el alma, está formado de átomos materiales que tienen un cierto
grado de libertad en cuanto que pueden desviarse ligeramente en su caída.
En Descartes
(siglo XVII) se perfila ya claramente la tendencia a asentar la filosofía en el
hombre, aunque éste se conciba como un abstracto Yo pensante; en los ilustrados
y materialistas franceses de siglo XVIII, la filosofía está al servicio de la
tarea de destruir los pilares ideológicos de un mundo ya caduco y de formar
mediante la ilustración un nuevo hombre acorde con su naturaleza racional en
Kant, el hombre como conciencia cognoscente o moral es, ante todo, un ser
activo, creador y legislador, tanto en el plano del conocimiento como en el de
la moral.
Kant: Al igual
que otras grandes mentes alemanas de su tiempo, Kant sigue con admiración la
revolución que se produce al otro lado del Rin, y como sus coetáneos aspira
también a un cambio revolucionario. Kant toma como punto de partida de su ética
el factum de la moralidad. Es un hecho indiscutible, ciertamente, que el hombre
se siente responsable de sus actos y tiene conciencia de su deber. El problema
de la moralidad exige plantear la cuestión de en qué estriba la bondad de los
actos, o en qué consiste lo bueno. Ya conocemos la respuesta de Kant: lo único
bueno en sí mismo, sin restricción, es una buena voluntad. Kant da así a la moral
su principio más alto y se lo da justamente en un mundo humano concreto en el
que el hombre, lejos de ser un fin en sí, es medio, instrumento objeto (como
mercancía), y en el que, por otra parte, no se dan todavía las condiciones
reales, efectivas para hacer del efectivamente un fin.
Dentro de la
ética contemporánea incluimos no sólo las doctrinas éticas actuales, sino
también aquellas que, no obstante haber surgido en el siglo XIX, siguen
influyendo en nuestros días; tal es el caso de Kierkegaard, Steiner, o Marx
En el plano
filosófico, la ética contemporánea se presenta en sus orígenes como una
reacción contra el formalismo y el racionalismo abstracto kantiano, y sobre
todo contra el carácter absoluto que esto último adquiere en Hegel. La reacción
ética contra el formalismo kantiano y el racionalismo absoluto de Hegel es un
intento de salvar lo concreto frente a lo formal, o también al hombre real
frente a su conversión en una abstracción, o en un simple predicado de lo
abstracto o lo universal. El pensamiento ético reacciona también:
- Contra el
formalismo y el universalismo abstracto y a favor del hombre concreto.
-Contra el
racionalismo absoluto y en favor del reconocimiento de lo irracional en el
comportamiento humano.
-Contra la
fundamentación trascendente (metafísica) de la ética y a favor de la búsqueda
de su fuente en el hombre mismo.
Kierkegaard
es considerado hoy como el padre del existencialismo. Hegel pretende explicarlo
todo (nada escapa a su racionalidad absoluta), pero no cabe una explicación
racional, objetiva, de la existencia individual (ésta no puede ser explicada,
sino vivida). Max Steiner, autor de El Único y su propiedad, puede ser
considerado como uno de los precursores del anarquismo moderno. Pretende
también reconquistar al hombre concreto lo encuentra en el Yo, la voluntad
individual o el Único.